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Emergencia en la montaña: “Tenemos gente con hambre”
Problemas de comunicación y coordinación
evitan que los suministros lleguen a los miles de afectados
lunes, 2 de octubre de 2017 - 12:00 AM
Actualizado en: lunes, 2 de octubre de 2017 -
12:33 P
Por Ricardo Cortés Chico
Nota del Editor: Primera entrega de una serie
especial en la que nuestros periodistas van pueblo adentro por 48 horas, para
descubrir lo que viven diversos municipios cuyos habitantes se sienten olvidados
tras el paso de María.
Utuado - La devastación causada por el huracán
María y los problemas en la administración de los recursos, mantienen a dos
barrios casi incomunicados y muchas vías intransitables, mientras buena parte
de la población comienza a ser sacudida por el hambre, la falta de servicios
médicos y la escasez de agua.
Por el momento, la prioridad en este pueblo es
atajar el problema de comunicación y la distribución de suministros de agua y
comida. Pero las intenciones oficiales se retrasan por las múltiples capas de
mando y los problemas de comunicación y coordinación.
Por ejemplo, el sábado, la primera misión era
llevar agua y comida al incomunicado sector Veguita, ubicado justo en el borde
del Lago Caonillas. El objetivo de la Oficina Municipal de Manejo de
Emergencias (OMME) era aprovechar unos botes que habían sido lanzados en el
lago para llevar los suministros de asistencia enviados por el gobierno
estadounidense.
Pero, en el camino se abortó la misión. Los
rescatistas del llamado Task Force, liderados por la Agencia Federal para el
Manejo de Emergencias (FEMA) no esperaron a las brigadas municipales y se
marcharon del lugar para continuar con las inspecciones. Los suministros se
quedaron en una camioneta pickup que el ayuntamiento estaba usando para
distribuir comida y agua para los damnificados.
Había, sin embargo, una promesa, de llevar los
suministros en helicóptero. Pero esto no calmó a los rescatistas municipales
porque reportes extraoficiales apuntaban a que ayudas previas llevadas en
helicóptero habían sido acaparadas por personas que dejaron a muchas familias
sin su ración de alimentos y agua.
Dos barrios en Utuado permanecen casi
incomunicados desde el embate del huracán María.
Buena parte de la población comienza a ser
sacudida por el hambre, la falta de servicios médicos y la escasez de agua.
Eran muchas las promesas para estabilizar el
municipio que no llegaban.
Las intenciones oficiales se retrasan por las
múltiples capas de mando y los problemas de comunicación y coordinación.
El sábado, por ejemplo, los suministros se
quedaron en una camioneta pickup que el ayuntamiento estaba usando para distribuir
comida y agua para los damnificados.
Por el momento, la prioridad en este pueblo es
atajar el problema de comunicación y la distribución de suministros de agua y
comida.
Jennifer Soto perdió su casa, y aún espera por
su esposo que salió para Trujillo Alto tras el huracán para buscar información
sobre sus padres y no ha regresado.
La gran mayoría de las carreteras, aún en el
centro del pueblo, estaban casi intransitables.
Empleados municipales cargaron con agua y
comida para damnificados en los barrios
Helicópteros de la Guardia Nacional
sobrevolaban el área de Utuado.
“Es bien difícil porque Utuado es bien grande.
Nos estamos moviendo, pero es mucho el trabajo”, dijo el alcalde de este pueblo,
Ernesto Irizarry Salvá.
Tras el paso del huracán María, el tránsito
este pueblo es una gran complicación. De hecho, la parte norte del casco urbano
parecía militarizada, con una gran cantidad de soldados en las calles. Allí
maquinaria pesada todavía intentaba deshacerse de los escombros que dejaron los
vientos del ciclón y las inundaciones, principalmente en la zona urbana.
Pocas vías transitables
La gran mayoría de las carreteras, aún en el
centro del pueblo, estaban casi intransitables. Los cables del tendido
eléctrico, telefonía e internet permanecían en medio de las carreteras, enormes
árboles obstaculizaban parcialmente las vías, y la tierra caída por
deslizamientos continuaba en las esquinas aumentando el peligro de conductores
y pasajeros. Se trataba de un panorama similar al que vivió prácticamente todo
Puerto Rico el primer y segundo día después del huracán María, con la
diferencia de que en Utuado esos problemas continuaban más de una semana después.
La ayuda se repartía principalmente en las
comunidades del casco urbano. El municipio, que se supone que se encargue de la
distribución del agua y comida, solo tiene la capacidad de atender dos
comunidades al día, además de la entrega a los que llegaran al estadio
municipal. Eso es así aun cuando la operación cuenta con el apoyo de efectivos
de la Guardia Nacional, FEMA y equipos enviados desde Nueva York y otras jurisdicciones
en los Estados Unidos.
A cada persona le daban cuatro botellas de agua
y una caja con comida enlatada, frutas secas, leche, galletas saladas y barras
nutritivas. El estimado era que, si estiraban las raciones, era comida
suficiente para dos días.
Aún con la asistencia estadounidense, para el
sábado no se había logrado llegar a la mayor parte de las comunidades en los
barrios Don Alonso, Goaonico y Santa Isabel. Del mismo modo, los sectores
Caniaco, Las Cuevas y La Jungla también tenían problemas de comunicación
terrestre.
Para el sábado todavía no se había abierto
completamente el paso por las carreteras PR-603, PR-605, PR-607, PR-612 y
PR-140. “Se está trabajando en eso”, sostuvo el alcalde.
Temen haya más muertos
José Luis Matías Ocasio, rescatista de la OMME
de Utuado, indicó que se teme que en algunos sectores del barrio Don Alonso
estén los cuerpos de personas que murieron en sus casas durante el huracán, lo
que representaría un grave riesgo para la salud de los sobrevivientes de la
zona.
Utuado es uno de los pueblos donde se
reportaron fatalidades con el paso del ciclón. Específicamente, tres hermanas
murieron al caer un alud de tierra sobre la casa en la que se refugiaban en el
sector San Miguel. Los cuerpos no pudieron ser sacados de los cuartos repletos
de lodo hasta el pasado jueves.
Pero la crisis ambiental no termina ahí.
Actualmente, sólo se recoge la basura en los sectores San José y el casco
urbano. Por otro lado, el alcalde de Utuado indicó que las tuberías de
alcantarillados que cruzaban sobre el Río Grande de Arecibo en el sector Río
Abajo colapsaron por lo que las aguas usadas se están descargando en este
cuerpo de agua que, en parte, abastece el sistema del Superacueducto. La
tubería discurría por un puente de una carretera rural que, según el ejecutivo
municipal, ya no existe. Un deslizamiento de tierra la eliminó.
“Vamos a tener una crisis ambiental si eso no
se atiende pronto”, dijo el alcalde.
Irizarry Salvá se veía abrumado por la
situación. La emergencia en este pueblo no parecía estabilizarse. No daban
abasto repartiendo la ayuda . Tenían problemas llegando hasta los pacientes de
diálisis y cáncer de modo que pudieran ser transportados a recibir
tratamientos. Del mismo modo, según el alcalde, los medicamentos no son
suficientes, pero se esperaba una ayuda de la Guardia Nacional para abastecer
el pueblo con medicinas.
El flujo de comida y bienes básicos a través de
las cadenas de distribución privadas eran casi nulas. Eran muy pocos los
comercios que habían logrado abrir sus puertas y las filas por la gasolina, al
igual que en el resto del país, eran kilométricas.
“Tenemos gente con hambre en Utuado. Puede que
la gente tenga dinero, pero (para el viernes) no había nada qué comprar. Solo
ha abierto el puesto de pinchos”, explicó Irizarry Salvá.
A secas
El agua potable comenzaba a escasear. En cada
comunidad era lo que más pedían los residentes. “Ya nos queda poquitita”,
exclamó un hombre de más de 70 años que dijo llamarse Julio Méndez del sector
Cumbre Alta. Su súplica era mientras esperaba por las cuatro botellitas de agua
por persona que se repartía en la camioneta municipal amarilla.
Eran muchas las promesas para estabilizar el
municipio que no llegaban. La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA),
por ejemplo, se había comprometido con enviar al municipio un camión cisterna
para agilizar y aumentar la capacidad de distribución, pero para el sábado el
vehículo no había llegado. “No es lo mismo llevar botellitas que llenarle las
cisternas”, dijo el alcalde. La cantidad de abonados con servicio de la AAA era
muy poca y se limitaba a algunos sectores del barrio Ángeles en Utuado.
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